Autor:
Cliffhanger
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(ayer: #29187)
Páginas: 279
Descripción:
Es curioso ver cómo, de un tiempo a esta parte, el concepto de "politicamente incorrecto" se ha ensanchado de tal forma que, a su abrigo, ya se cobijan nociones en las antípodas del significado original de la expresión. Al menos para nuestros estándares.
Por ejemplo, si ahora escribiéramos que los franceses sólo saben hacer dos cosas bien: besar y rendirse, pero que al menos son capaces de apreciar un arte tan noble como el de la tauromaquia, seguro que muchas personas reclamarían nuestras cabezas llenas de prejuicios y afición por lo asilvestrado.
Afortunadamente vivimos en España; y como aquí está bien visto tenerle ojeriza a los franceses no pasará nada grave mientras no defendamos la caza de ballenas, declaremos que la alianza de civilizaciones es ideal para olvidar en el tracto digestivo inferior de una prostituta de carretera, a lo Airbag, o cantemos con Loquillo aquello de que "el multiculturalismo es un nuevo fascismo sólo que más hortera".
Cabe preguntarse, llegados a este punto, si hemos bajado el listón de la irreverencia o si, por el contrario, ella misma se ha disuelto en nuestra propia mojigatería.
Hablando en plata: ¿qué fue antes, lo políticamente correcto o lo políticamente incorrecto? Nosotros lo tenemos claro: ambos conceptos son claramente permutables según el contexto, sólo que, por lo general, nadie repara o quiere reparar en ello. ¡Y nuestro contexto es de un gazmoño que pasma!
Así que cuando la gente nos pregunta cuál creemos que es la mayor virtud de Yo voté con un zombi: el amanecer de los indignados, en Cliffhanger respondemos taxativamente que su corrección política. El mundo ya está bastante lleno de incorrección domesticada como para echar más leña al fuego. Sobran transgresores. Sobran rebeldes. Sobran voces disonantes. Y sobran porque en todas esas voces presuntamente contestatarias resuena el eco de lo que se espera de un ciudadano biempensante, solidario y comprometido. Es decir, de lo mandado.
Frente a este triste panorama Yo voté con un zombi se erige como una novela donde los héroes, en lugar de ser rebeldes sin causa atormentados por su propia pose guerrillera, son un policía antidisturbios poeta, un veterano de la División Azul senil dispuesto a luchar hasta el final por recuperar la gloria del Reich, una actriz porno con tres vaginas reconvertida en monja hacedora de milagros, o un banquero salido pero de buen corazón.
Y no sólo eso, además hay un clan de gitanos que está muy lejos de dar ejemplo de integración, un terrorista islámico que es realmente un terrorista islámico, sin zarandajas, una cansina inmigrante latinoamericana acomplejada por sus rasgos indígenas, o un voluntario de la Cruz Roja hipocondriaco que sólo presta servicio a lo asociación por puro egoísmo.
Si esto os parece poca cosa, pensad que el enemigo lo forman una horda de manifestantes vocingleros en defensa de sus derechos democráticos como ciudadanos. Vamos, que los buenos de la vida real, además de ser los malos de la ficción, comparten su mismo objetivo: ¡los ricos están ricos, cómetelos!
Os decimos todo esto para que nadie se crea que Yo voté con un zombi: el amanecer de los indignados es una obra complaciente donde se lo va a pasar pipa leyendo como el narrador despotrica de políticos y banqueros.
Lo hace, sí, pero en el libro hay collejas para todos, en especial para los indignados del título. Quien no sea capaz de reírse de sí mismo o tenga las bridas de la ortodoxia demasiado ajustadas mejor que lea otra cosa. En Cliffhanger nos reímos de todo y de todos.
A los demás os invitamos a quedaros y disfrutar de este entrañable y delirante esperpento nacional en el que todos nos hemos convertido.
Si os gustan los zombis, el humor negro, las tramas repletas de situaciones absurdas y los personajes excéntricos, este es vuestro eBook. Y si además estáis hasta el gorro de crisis, primas de riesgo, subidas de impuestos y protestas de uno y otro signo, ya estáis tardando en devorarlo.
¡Bon appétit!