Autor:
Pedro Amado
Ranking en Amazon: #16000000
(ayer: #0)
Páginas: 12
Descripción:
Sorpresa de fin de semana.
Un mujer de trabajo frecuentemente sale de la ciudad por cuestiones de cursos asignados por la empresa a la que pertenece. Para este tiempo su esposo siempre la tenía acostumbrada a colocarle entre sus cosas de viaje un cuento o relato erótico, una carta ardiente o alguna que otra obra pornográfica como sorpresa. Para su última reunión empresarial que ocuparía un fin de semana, ella rebuscó entre sus cosas esperando encontrarse con algunos de los detallazos de su marido y terminó casi convencida que esta vez lo había olvidado, pero al llegar a la ciudad para el curso algunas cosas fueron cambiando y la hicieron pasar el mejor fin de semana de su vida. Gracias a la divina creatividad de su esposo. Te invito a leer esta historia que seguramente te gustará.
Este libro contiene aproximadamente 3300 palabras con un total de aproximadamente 15 mil caracteres. Resultando en un equivalente de 15 páginas de un libro de bolsillo midiendo solamente el contenido de la historia.
Notas del Publicador: Este eBook contiene contenido sexual explícito, lenguaje gráfico, y situaciones que algunos lectores pueden encontrar objetables. Este es un cuento erótico.
Extracto:
?Eso es, ahora las bragas?. Se volvió a poner de pie y se puso las bragas, que de esta manera quedaban por encima del conjunto de las medias y el liguero. Para sacar la tercera foto eligió una visión de su culo, que sabía que a él le encantaría, donde se veía que las bragas estaban por encima de los tirantes.
?Correcto, ahora, el vestido, y por último, los zapatos?. Aunque le costó un poco, se puso el vestido, comprobando que era extremadamente ajustado. Pensó que era de aquellos en los que se verían todas las líneas y curvas de la figura de una mujer, por lo que se esmeró en sacarle el mayor partido. El resultado la dejó satisfecha, aunque le siguió sorprendiendo la poca longitud de su pierna que quedaba cubierta, ya que el vestido llegaba unos pocos centímetros más abajo que sus nalgas. Para finalizar, se puso los zapatos. Se recreó durante un tiempo frente al espejo, adivinando cual sería la mejor forma de captar la foto. Eligió hacerlo de costado, asegurándose que en la imagen del espejo en la que se veía reflejada saliese todo su cuerpo. Probó varias instantáneas hasta que eligió la que más le convencía. Una vez se hubo decidido, la envió.