Autor:
Pedro A. Estudillo Butrón
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(ayer: #643724)
Páginas: 156
Descripción:
Esta historia se remonta más de cinco mil años atrás, en los albores de la civilización, teniendo lugar en la región del planeta que vio nacer a las primeras ciudades conocidas: la antigua Mesopotamia. Transcurre en un tiempo donde la historia y la prehistoria se entrecruzan, modelando una mítica y extraña edad que ni los más expertos arqueólogos e historiadores serían capaces de definir con certeza y rigor científico.
Es por ello que nos encontramos en una época en la que cualquier cosa pudo ocurrir, incluso lo que aquí se cuenta.
Es fácil reconocer a aquellas personas en cuyo corazón sólo hay lugar para la ira, para la ambición y para la infamia; estas personas sólo conocen el odio y toda su existencia girará en torno a la violencia. También son fácilmente identificables aquellas otras que han consagrado su vida a la compasión, a la solidaridad y a la justicia; para éstas, será siempre el amor al prójimo el que gobierne sus actos en cualquier circunstancia. Tanto unas como otras conocen bien el camino que han elegido libremente, y son perfectamente conscientes de que recogerán a lo largo de sus vidas el fruto de la semilla que han sembrado.
Pero todas estas personas tan sólo componen una pequeñísima parte de la humanidad; el resto, la gran mayoría, siempre se moverá entre la difusa línea que separa el bien y el mal, sin conocer en muchas ocasiones en qué lado se encuentran. Para estas personas, el futuro siempre será confuso y enigmático, y tan incierto como el camino en el que se mueven.
El protagonista de nuestro relato aprendió hacia qué lado de esa borrosa línea debía dirigirse si quería que sus dioses respetasen el destino que él mismo había elegido.
Esta historia nos recuerda que cuando llega el caos, a todos afecta, pero tan sólo hace mella en los más débiles. Nos advierte que ante lo inevitable, de nada sirven las lágrimas; es entonces cuando hay que empuñar las armas y luchar.