Maisie Cothay jamás ha experimentado el contacto humano. Nació con un poder muy particular: tiene la capacidad de matar y resucitar con el mínimo roce de su piel. Por esta razón ha pasado su infancia encerrada en la mansión familiar con su padre, un antropólogo que la ve más como un experimento que como su hija. Él le ha enseñado a temerle al bosque y para evitar que se acerque a él le ha contado historias perturbadoras, pero cuidando de no revelarle la más importante de todas: durante más de un milenio, las mujeres de su familia se han perdido ahí y nunca más se ha vuelto a saber nada de ellas.
Un día el padre de Maisie desaparece y, para encontrarlo, ella tendrá que salir de su encierro, pero también deberá enfrentarse a su mayor miedo: el bosque. Mientras más se adentra, más se siente parte de él, y ahí se entera de que es la única que tiene el poder de acabar con la amenaza que se cierne sobre su estirpe. Por primera vez en dieciséis años, Maisie se enfrenta a un mundo extraño, lleno de ilusiones y engaños. Ella tendrá que aprender a usar sus poderes para entender y aceptar su lado salvaje, el único que podrá salvarla.