Tengo una buena historia que contarte. De duelos y traiciones; de exilio y venganza.
Ninguna otra historia importa, si esta se olvida.
Una novela de vikingos con la épica y el poder de las historias contadas junto a una hoguera.
En un mundo de hielo y nieve, el único código que reina es el del honor y la amistad.
Todo empezó una noche de invierno, cuenta el poeta Kirián Sin Tierra. Él y su amigo Gunnar, un granjero con un poco de tierra y un pasado, salieron a acabar con el fantasma que, algunos decían, merodeaba en una granja vecina y acosaba a quienes se acercaban hasta ella. Sin embargo, era un engaño y mataron a un hombre.
En la Islandia del siglo X hay delitos que solo pueden lavarse con plata o con sangre.
La sonrisa del lobo nos transporta, con la fuerza evocadora y la épica de un relato contado junto a una hoguera, a una tierra dura de inviernos sin días y veranos sin noches. A una tierra de antiguos guerreros vikingos que vararon sus barcos pero todavía dispuestos a empuñar la espada, y de poetas que cambian historias por comida y canciones por un techo. A una tierra de hombres que huyeron de reyes y tiranos para ser libres e iguales, y que no temen apoyar a un amigo cuando lleva las de perder. Una tierra sin reglas salvo el honor y la ley, y donde no hay otro deber que el de la venganza.