JOHN BANVILLE es BENJAMIN BLACK es RAYMOND CHANDLER
Un acontecimiento literario internacional
Arranca la década de los cincuenta. Philip Marlowe se siente tan inquieto y solo como siempre y el negocio vive sus horas bajas cuando irrumpe en su despacho una nueva clienta: joven, rubia, hermosa y elegante, Clare Cavendish, la rica heredera de un emporio de perfumes, pretende que Marlowe encuentre a un antiguo amante, un hombre llamado Nico Peterson.
Sí: Banville/Black pone su pluma al servicio del espíritu de Raymond Chandler por encargo de sus herederos y resucita al legendario detective privado (ese hombre que no conoce a las mujeres, pero tampoco se conoce a sí mismo) para embarcarlo en una nueva y peligrosa aventura en las calles de Bay City.
La crítica ha dicho...
«Allá donde se encuentre, Raymond Chandler sonríe ante la impecable factura de esta novela negra en la que resuenan perfectamente afinados los ecos de la melancolía del propio Chandler. La historia es fantástica, pero lo que me ha dejado boquiabierto es cómo John Banville ha captado el efecto acumulativo que la prosa de Chandler tenía sobre el lector... Me ha encantado esta obra. Ha sido como si entrase en la habitación un viejo amigo, uno que ya tenías asumido que había muerto.»
Stephen King
«Banville ha encarnado a Chandler de manera irresistible: un doble golpe de misterio.»
Richard Ford
«El mejor escritor en activo en su idioma y, si hay justicia, Nobel cercano... Pericia y elegancia... Leemos a Banville para recordar qué era eso de leer.»
Rodrigo Fresán, ABC Cultural
«Hay pocos autores capaces de escribir con elegancia sobre asesinatos; Benjamin Black es uno de ellos.»
Muriel Dobbin, The Washington Times
«Los libros de Black son hipnóticos y deslumbrantes... Verdaderos placeres irresistibles.»
Janet Maslin, The New York Times
«Un pulso narrativo sin igual en la literatura de detectives... Black ha vuelto a elevar a categoría de clásico una aventura detectivesca.»
Laura Fernández, El Mundo
«A las palabras, John Banville, autor insólito, sugerente, les saca brillo.»
Jesús Ruiz Mantilla, El País