Ah-né Ashta.Soy Ashta.
Estoy parada, mis pies firmes sobre la arena cálida. Siento de pronto una oleada de energía y comienzo a correr hacia la pirámide frente a mí. Corro y me sigue el eco de mi risa, y me acaricia la brisa como seda contra mi cuerpo.
Experimento una sensación de libertad al vivir el momento presente. Todo lo que importa es este momento, el poder apreciar la vida y su riqueza. Es de esta manera que somos capaces de controlar el tiempo, porque el tiempo se detiene cuando lo experimentamos al máximo; así prolongamos la vida. Mi secreto es alegría desbordante, que me deja tocar la eternidad.
Estoy respirando aceleradamente cuando me detengo contra la pirámide. Descanso la espalda y apoyo uno de los pies contra ella mientras dirijo mi mirada hacia el sol, y espero. El sol es brillante, pero segundos después, la figura de mi gemelo corriendo hacia mí lo tapa.
Aprieta su cuerpo sudoroso contra el mío, y una ola ardiente me recorre de arriba a abajo porque sé lo que pasará. A continuación, en un estallido de risas, entramos juntos a la pirámide.
Mi gemelo me acerca hacia él, de modo que quedamos pecho contra pecho, en el centro de la pirámide. El movimiento es fluido como si fuera un paso de danza que se ha ensayado varias veces. Los dos sabemos para qué hemos entrado a la pirámide, y comenzamos sin hablar. Nos miramos a los ojos, los mismos ojos de gato, color ámbar. Me acerca aún más y me sostiene firmemente, nuestros pechos juntos, somos uno.
A continuación, ambos dejamos caer la cabeza hacia atrás. Estamos perfectamente sincronizados; una suave luz azul sube desde nuestros pechos hacia la parte superior de la pirámide que ahora está abierta al cielo. La luz cegadora sigue una línea definida y comienza a desaparecer sólo cuando alcanza las estrellas por encima de nosotros.
Llevamos a cabo este ritual con regularidad ya que ayuda a mantener equilibrio en el planeta. Irradiamos luz para que la use la humanidad. Éste es uno de nuestros mayores objetivos en esta encarnación.
No nos preocupan las complicaciones que pueden venir con la vida. Eso dificultaría nuestra misión. Somos espíritus libres, perfectamente conectados uno con otro como dos gemelos con un solo objetivo: establecer equilibrio en la frenética energía de la humanidad.