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La Motorista, la atracadora de joyerías más célebre de España, trae en jaque a las Fuerzas de Seguridad. Laura, la joven y competente jefa del Grupo Central de Atracos de la Policía Nacional, en el Complejo Policial de Canillas en Madrid, llevaba diez largos años tras ella sin dar con su paradero, hasta el punto de convertirse en un problema de Estado.
Las pesquisas la pondrán tras la pista de Sandra, bajista de la Metal Blues Band, un modesto grupo de rock y blues, y conocida entre los suyos como la Princesa del blues. Hija de aristócratas, contestataria e inconformista, dentro de ella conviven una educación esmerada y las simpatías hacia la izquierda. Todo ello adornado con un cuerpo de escándalo y sofisticados gustos sexuales.
Laura comienza a acorralarla, lo que deriva en una lucha ?de poder a poder? entre dos mujeres de una fuerte personalidad, pero antagónicas en cuanto a su forma de entender el mundo.
Además, la comisario del Grupo Central de Atracos ha fracasado estrepitosamente en el amor. Laura está casada con Johnny, un saxofonista al que ella sacó de la calle para hacerlo policía, pretendiendo cambiarlo. Pero Johnny no cambió, tras su paso por la academia, se adscribió a la Brigada de Información y se especializó en infiltrarse en ambientes abertzales, para seguir haciendo lo que más le gustaba en este mundo; tocar el saxo, beber bourbon y fumar marihuana en tascas y tabernas.
Por ironías del destino, este hecho vendría a ser de utilidad a Laura, puesto que acabaría infiltrándolo en la banda de la sospechosa, para efectuar un estrecho seguimiento de su vida.
Todo ello se complica cuando en la escena interrumpe Matías, el padre de Laura, un jefazo de la Policía Nacional que no soporta a su yerno. Tras la detención del saxofonista en una redada, en un tugurio que frecuentaba cuando se encontraba de permiso, Matías decide quitarlo para siempre de la vida de su hija. Para ello intentará el acercamiento entre Laura y Aurelio, un importante y rico anticuario de Madrid, amigo suyo, casado con una mujer frívola y derrochadora.
Se da la circunstancia de que Aurelio se codea con mafiosos afincados en la Costa del Sol en relación con el tráfico ilegal de obras de arte, actividad en la que está protegido por las influencias de su amigo Matías a cambio de suculentas comisiones.
Ambos pergeñan un ardid para conseguir el ansiado acercamiento a Laura. Utilizando a las mafias con las que se relaciona Aurelio, planifican el atraco a una joyería de Málaga, siguiendo el modus operandi de la célebre Motorista. El anticuario posteriormente se ofrecerá para poner a disposición de Laura sus influencias en la Costa del Sol que le permitan identificar y detener a la atracadora. Ello obligará a la comisario a entrevistarse a menudo con Aurelio, estrechando así su relación.
Pero el siempre caprichoso destino tenía otros planes al respecto, que se irán desvelando a lo largo de la novela hasta llegar a su inesperado y sorprendente final.
