Autor:
VIOLETTA ALATRISTE
Ranking en Amazon: #0 (ayer: #0)
Páginas: 455
Descripción:
Sinopsis: La vida de las mujeres que entran en contacto con un misterioso videojuego cambia de manera dramática.
"La atmósfera de esta novela nos recuerda a 'La sombra del viento' de Carlos Ruiz Zafón. Una lectura fascinante, llena de ternura y misterio. 400 paginas de placer. Un final sorprendente."
...¡Toc!
Un segundo vacío.
¡Toc!... ¡Toc!...
?Vendré también mañana por la noche, Elisa, que lo sepas.
Y así, todas las noches.
Vino por primera vez el día en el que mudé mis menudencias, mi ropa, mis muebles, mis hábitos a casa de la tía María. Después de la muerte de mi tía, evidentemente. Llama suavemente a la puerta, dice que volverá, luego se marcha. La primera vez estaba muerta de miedo y recuerdo que pasé el resto de la noche apretando el cuello de una botella encontrada, no me acuerdo cómo, debajo de la cama. Esto, por si acaso, para defenderme. Pero no entró nadie.
La segunda noche, igual. La tercera noche, igual. La cuarta noche, igual. Algunas semanas estuve enferma, pálida y nadie entendía qué era lo que me sucedía.
Pasaron así varios meses. Como mi visitante parecía ser pacífico, me acostumbré a su dedo pica puertas ?creo que llamaba con el dedo?, de la misma manera en la que te acostumbras a la canción del cuco enclavado en el reloj de péndulo.
No llegaba a una hora fija. Llegaba por la noche. Admito, es cierto, con un poco de vergüenza, que su voz empezó a gustarme. Era la voz grave e inteligente de un hombre. Y yo era mujer. Eso quizás tenía algo que ver.
Llegué al punto de que en una noche lo deseé, lo esperé. Me senté de rodillas sobre mi alfombra china, siempre muy fría, con el oído pegado a la puerta. Ven, susurraban todos mis pensamientos, ¡ven ya! Tenía la impresión de que tardaba.
De repente: ¡Toc! Mi corazón, en un puño. ¡Toc!... ¡Toc! La voz conocida:
?Vendré también mañana por la noche, Elisa, que lo sepas.
Abrí de repente la puerta, temblando y en cierto modo en contra de mi voluntad. El sonido de unos pasos precipitados se debilitaba al final del pasillo. Nadie en el aire, nadie sobre el suelo. Corrí hacia adelante, con la mitad de mi ser temblando de miedo tirada de la mano por la mitad que quería saber.
En el patio, a la luz de la luna, algo... pero no. Junto al nogal, la hija del vecino besaba en la boca a un chico al que yo había visto recientemente vendiendo helados en el barrio. Saltaron la cerca, probablemente.
De pie, como una loca, les miraba fijamente. En la distancia parpadeaban luces grandes, todas amarillas y rodeadas por la oscuridad. Balbuceé una disculpa y me retiré, a pesar de que, en realidad, debían hacerlo ellos. Del hombre y de su voz, ni rastro. Pensé entonces ?y la sola idea me dio miedo? que tal vez en mi ausencia había entrado en la habitación y que estaba allí esperando. Esperándome. Tardé una media hora en decidirme a abrir la puerta. No estaba allí.
Aquella mañana dormí y soñé mucho.
No dejé de pensar. Pensé que entonces no había salido al patio. O que era el chico de los helados y era cómplice de la hija del vecino. Que ella quería tomarme el pelo. Tonterías.
La siguiente noche la pasé en otra habitación, la habitación con vistas al jardín. Necesitaba salir de dudas: ¿venía por mí, o simplemente venía a llamar a la puerta?
Esperaba febrilmente y, constantemente, sentía cómo príncipes convertidos en palomas venían a arrullar junto a la ventana. ¡Por fin le oí! ... Los golpes... La voz entremezclada con el rugido de los ciruelos en el jardín... ¡Venía por mí! Eso me produjo una alegría extraña. Venía por mí. Había llamado a esta puerta. Se había enterado de que yo estaba allí, y no en mi habitación. Así que él lo sabía. Desde algún lugar, de alguna manera, me veía.
En los siguientes días, cuando iba al baño, por ejemplo, de repente me invadía un sentimiento de vergüenza. Él me veía. ¿De verdad me veía?
