Sólo hay tres modos de ser feliz: la venganza, el sexo y el humor
He aquí la hilarante epopeya de Rose, una cocinera que nunca le ha temido a nada y que ha sobrevivido a las barbaries del siglo XX (el genocidio armenio, los horrores del nazismo y los delirios del maoísmo) sin perder el humor, el deseo de sexo y el afán de venganza: los tres pilares de la felicidad en su particular credo.
A los ciento cinco años aún regenta su famoso restaurante en Marsella, guarda una pistola en el bolso y no puede evitar los pensamientos eróticos cuando se cruza con algún tipo interesante. Esta singular cocinera, marcada por dos hombres y un siglo, se toma la justicia por su mano matando a sus enemigos suavemente. Rose pertenece ya a esa galería de grandes personajes literarios de los que no podemos separarnos.
La crítica ha dicho...
«Giesbert recorre el siglo XX metiéndose en la piel de una mujer asombrosa.» Le Journal du dimanche
«Divertida, cínica y generosa, alegre, sensual y ambiciosa, La cocinera de Himmler es uno de esos raros libros que nos reconcilian con la vida.» Valeurs actuelles
«El autor hace vibrar el siglo XX de modo que en cada página subyace una lección: la risa es el mejor profesor.» Le Figaro littéraire
«Una intriga trepidante, íntima, fresca e histórica, donde el sabor de las especias se mezcla con la sangre derramada de las barbaries humanas... Una novela fascinante y estremecedora que seduce por el desenfado y la elegancia de su estilo.» Le Magazine littéraire
«La novela de Giesbert primero toma el color de la tragedia para luego convertirse en una novela picaresca, llena de aventuras ideadas por una imaginación salvaje... Giesbert tiene un innegable don para la elección de la palabra justa y para el retrato mordaz. Esta cocina narrativa es decididamente rica en sabores.» L?Humanité
«?No hay nada más estúpido que la gente inteligente.? Se debe añadir que una novela inteligente como ésta hace a la gente menos estúpida.» Les Échos
«Apenas se abre el libro, es imposible soltarlo... Giesbert tiene el don de la agilidad y el ritmo. También el de la curiosidad... Giesbert resume el siglo: con un estilo preciso, con rabia y emoción. Es un rebelde divertido.» Le Nouvel Observateur