Autor:
Antonio de Chencha
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Páginas: 146
Descripción:
En el primer cuarto del siglo XXI, el llamado reino de España se había desintegrado, y todos los territorios, que entonces se denominaban comunidades autónomas, se constituyesen en países independientes. Pronto comenzaron a guerrear entre ellos por los recursos, o por supuestos derechos históricos que algunos adujeron.
El Estado central se había descompuesto por culpa de políticos corruptos que estaban a las órdenes de la oligarquía financiera y, los componentes de esa pandilla de multimillonarios, solo se preocupaban de especular, incluso con los alimentos, para ganar dinero, que en nada repercutía en el bienestar general. Solo acumulaban más y más recursos, detrayéndolos de los más pobres y de los que entonces llamaban clases medias, hasta que solo existieron dos clases sociales. Una formada por los muy ricos, sus lacayos políticos, las fuerzas policiales, el ejército, y siervos publicistas que aparecían en los medios de comunicación, con el propósito de adoctrinar a las masas y mantenerlas sumisas y, por supuesto, los autócratas religiosos, que se alienaban con los ricos y formaban una casta propia. Todos los chupópteros sumados constituían un veinte por ciento de la población. Su avaricia no conocía límites y fue su perdición. La clase social desfavorecida la componía el otro ochenta por ciento de la ciudadanía, conformada por millones de desempleados hambrientos y hordas de asalariados con trabajos precarios y mal pagados, que nos les permitían vivir con un mínimo de dignidad y, un día, llegados al límite de la opresión tolerable, se negaron a trabajar y a servir a los opresores. Exigieron un mejor reparto de la riqueza y un sueldo digno universal, que el gobierno de turno les negó. Hubo, además, una huelga generalizada indefinida, y muchos grupos disímiles de gentes airadas se unieron y asaltaron los comercios y centros comerciales, y el caos se extendió.
