Autor:
Jesus Nochero
Ranking en Amazon: #0 (ayer: #0)
Páginas: 61
Descripción:
Material exclusivo para adultos
Esta es una historia candente de adulterio consentido, sumisión masculina, intercambio de parejas y relaciones bisexuales protagonizada por
David: un joven esposo enamorado de su mujer. Con un carácter débil y una profunda adoración hacia ella, a la que considera una diosa, debido al cuerpo atlético, similar al de una tenista rusa, y al fuerte temperamento. En el transcurso de esta historia recibirá de su parte un sinnúmero de azotes, penetraciones anales, será forzado a mantener relaciones bisexuales y tragar su propio semen y el de otros hombres.
Laura: una joven cansada de una vida sexual aburrida, que decide embarcarse en busca de nuevas aventuras de la mano de una pareja conocida, integrada por un semental dominante y una lánguida belleza, que esconde una fiera.
Miguel: el componente masculino de la pareja amiga de David y Laura. Dueño de un descomunal miembro, un cuerpo trabajado y una personalidad segura y dominante.
Zelma: quien colabora en la sumisión de David a manos de su propio marido y Laura.
EXTRACTOLaura y Miguel se besaban abrazados, ajenos a todo y sentí una punzada de dolor y celos, dándome cuenta de que en efecto ese macho la mesmerizaba de una manera que la hacía abstraerse de la realidad, la hacía flotar en el deseo de ser poseída por su fuerza y su ardor. Ahora Miguel estaba sin remera; su tórax poderoso subía y bajaba acompasadamente con su respiración; la mano de Laura recorría su pecho trabajado y muscular, la cabeza de ella anidando en su cuello y besándolo tiernamente en el nacimiento de la barbilla, en el rostro, en la oreja; las manos de Miguel recorrían la espalda de mi esposa y apretaban sus nalgas. Sentía a Laura jadear.
Se voltearon, de manera que Laura quedaba de espaldas a mí y se acercaron, dando pasos hacia atrás. Uno de los dedos anchos y fuertes de Miguel jugueteaban en el ano de mi mujer, de pronto le insertó una falange y comenzó a insertarlo más adentro. Laura jadeaba. Cuando consiguió la dilatación necesaria insertó otro dedo más. Con dos dedos adentro del culo, mi esposa perdía su porte dominante y aparecía sumisa a los deseos del macho. Los familiares perfumes del recto de Laura casi me ahogaban, porque estaban muy cerca de mi rostro, mientras a horcajadas mío, Zelma también me masajeaba en los esfínteres del ano con sus dedos, mientras contemplaba la escena.
De pronto, Miguel separó las piernas de mi mujer y la inmensa cabeza su pene apareció ante mi cara. Su largo era tan imponente que atravesaba de punta a punta el cuerpo de mi esposa parada. Masajeaba su clítoris y le entreabría los labios de la concha con su glande, en un movimiento que empezaba en el pubis de mi esposa, se frotaba contra sus labios y terminaba en mi cara. Sentía el perfume del pene de este señor entremezclado con el aroma de la excitación de mi esposa. Excitado por esta situación, mi pene chocaba contra el colchón, apresado.
Habían cesado los golpes, pero el dolor era ahora de otra naturaleza: consistía ver a Laura sometida por el deseo a otro hombre y a mi propia persona feminizada, obligado a ver de cerca el pene de otro macho. ?Ahora me vas a preparar para ser penetrada por esta hermosa pija y también vas a prepararlo a él, ¿me escuchas?? -escuché que desde arriba decía mi esposa, la voz ronca por la excitación y aun así imperativa e imposible de desobedecer. ?Chúpala? -me ordenó.