¿En qué consiste su locura? ¿Por qué Gustavo Ibáñez apareció en la oficina con la bragueta abierta? ¿Qué lo hizo ser violento con su mujer? ¿En qué momento perdió la perspectiva? ¿Claudicó? O, por el contrario, ¿por qué demonios no claudicó a tiempo?
Gustavo Ibáñez es un hombre recluido en la azotea de su casa. Todos dicen que está loco. Durante años ha trabajado en una ONG, escribiendo informes, viajando y haciendo lobby, tratando de conseguir dinero de los grandes organismos internacionales como el Banco Mundial. De un tiempo a esta parte, la izquierda se ha venido abajo y, con ella, su mundo. Gustavo no ha cambiado. Sigue escribiendo un informe sin deadline, una suerte de biografía, donde da cuenta de cada una de sus heridas y del doloroso resquebrajamiento de una época.
"Es preferible tener a un obrero de marido que a un funcionario. El día que el obrero se emborrache en el Pub, simplemente te mudas donde tu madre. Así de fácil. Pero con un funcionario sigiloso, ¿cómo te defiendes? A ver dime, Gustavo, ¿qué armas podría tener una mujer para defenderse de más de seis mil funcionarios hombres, vestidos igual y con la misma conducta?"