Autor:
Oscar Mendoza Camino
Ranking en Amazon: #16000000
(ayer: #0)
Páginas: S/D
Descripción:
Amor y sexo son complementos naturales. Puede existir el sexo sin amor y el amor sin sexo, pero lo más hermoso es, las relaciones sexuales a través del amor verdadero.
Los dos relatos que presento: El amor a través del sexo y Forjadores de sueños, muestran dos historias de amor verdadero, y sexo cargado de erotismo, narrado con hermosas prosas. Ambos con finales inesperados. El que lea estos relatos, sin ninguna duda los tendrá entre sus favoritos y, sin dudas, los recomendará a otros lectores y los leera una y otra vez.
Como en amazon se publica sólo el inicio de la obra, como muestra, pongo aquí a la disposición de los lectores, un fragmento donde las cosas empiezan a tomar forma:
No bien terminé de enderezarme en el sillón, y cuando aun no ponía en orden mis pensamientos, tú, irguiéndote te abalanzaste sobre mí sorpresivamente y por encima de la camisa me diste un mordisco en el pecho, justo del lado del corazón. En ese instante, junto al dolor natural de tus dientes clavándose en mi carne, sentí una maravillosa descarga eléctrica recorrer todo mi cuerpo y estreché tu cabeza contra mí; luego, en una reacción simultanea, nos pusimos de pié. Tú seguías con tus dientes hincados en mi carne y yo me sentí inmovilizado. Casi sin fuerzas cerré mis ojos y te estreché aun más contra mi pecho, entonces sentí tus uñas en mi espalda iniciando un recorrido en dirección a mis costillas delanteras. Cuando al fin me soltaste de la mordida y tus manos empezaron a trepar hacia mi cuello, tuve la sensación de que tenías toda la intención de querer ahorcarme, pero, en un imprevisto movimiento, colocaste tus manos sobre mi pecho y de un sólo tirón saltaron los botones de mi camisa. Sorprendido exclamé tu nombre, pero tú ahogaste mi voz con un cálido beso en mi garganta, luego subiste por mi barbilla y depositaste otro beso en mi labio inferior, seguido de una pequeña mordida que me causó un ligero pero excitante dolor; yo te abracé emocionado y, sin poder contenerme, te dije ?¡Te Amo!? Tú, sin soltarme, me respondiste entre dientes ?¡Calla y disfruta el momento!? Yo te obedecí como manso corderito y nos abrazamos y besamos casi con rabia. Entre besos voló mi camisa y desapareció de mi vista tu vestido. Nuestros cuerpos tibios reaccionaron nerviosos al contacto de nuestra piel, y tú tomaste nuevamente la ruta de mi garganta.